INTRODUCCIÓN

 

 

 

 

(Fragmento de la introducción del libro de Camil Busquets y Vilanova:”La eterna vela)

 

“El ser humano suele presentar facetas algo anómalas en su carácter y comportamiento. A menudo anhela algo y no cae en la cuenta de que, cuando en un pasado lo tuvo junto a sí, no sólo casi lo ignoró sino que tampoco realizó ningún esfuerzo serio por conservarlo.

 

Con los buques de propulsión a vela esta sucediendo algo semejante. La flota a vela española fue una de las más longevas que han existido. Buques de más de cien años eran bastante habituales y durante las décadas de los años 60 y 70, sin considerar que pudieran llegar a contarse por docenas, sí se aprovecharon hasta sus últimos momentos útiles.

 

Pero lo triste no fue eso, lo verdaderamente lamentable es el que no haya quedado casi ningún vestigio de aquellos buques, mudos testimonios de una època de histórico esplendor, que reposan en el fondo de aguas costeras españolas, incendiados, dinamitados o simplemente desgarrados sus fondos, cuando no debajo de alguno de los nuevos malecones portuarios. Pero no todos se perdieron irremisiblemente; por fortuna  alguno queda para nuestra vergüenza en manos extranjeras que supieron concederle el valor que nosotros le negamos.

 

Al respecto también debe reconocerse un hecho muy loable: el de la reconstrucción de buques históricos, desaparecidos desde hace muchos años, que permiten conocer algunos puntos oscuros de la arquitectura naval y que, a pesar de que no dejen de despertar alguna controversia, constituyen una valiosa aportación al patrimonio naval de toda la humanidad. Lástima que muchos de ellos, una vez cumplida una parte de su finalidad, no hayan podido ser restituidos al país constructor.

 

Aunque las comparaciones siempre sean odiosas, no podemos por menos que lamentar que nuestro país se haya mostrado tan desagradecido con aquellos barcos que surcaron los mares bajo su pabellón, cargados con todo tipo de mercancías. Es triste que en este aspecto, muchas veces, se perdiese, junto al barco, casi hasta también su propio recuerdo. Y es precisamente ahí donde se echa en falta el intenso y acendrado amor que se siente en otros países hacia su historia marítima.

Porque no olvidemos que la historia marítima es una parte importante de la historia de un país, en especial si se trata de uno como el nuestro que llegó a dominar todos los mares de nuestro planeta. Fueron muchos los, primeramente llamados colonizadores, algunos siglos después sólo emigrantes, españoles que cruzaron los mares a la búsqueda de una vida más próspera y placentera, no pareciéndonos de recibo que, como mínimo, no se piense agradecidamente en las naves, ya que no en las gentes que lo hicieron posible.

 

Actualmente pueden hallarse un grupo de esforzados navegantes que intentan recuperar una parte de tanto patrimonio marítimo perdido. Lo lamentable es que para ello hayan de acudir a buques, siempre hay excepciones, cuya historia no sea tan conocida o importante como la de otros ya desaparecidos, o que su procedencia sea foránea y no propia.

 


 

 

 

 

Pailebote Thopaga.

(Ex Tres Hermanos, Ex Cala Truent y, posteriomente, Esperance)

Fue construido en Aguilas (Murcia) en 1924, para armadores españoles.

No hubo ningún español capaz de evitarle su desgüace, pasando a manos extanjeras.

 
 

 

 

 


 También los hay que ante las grandes dificultades que representa la posesión y conservación de un buque antiguo optan por la más fácil solución de construir o modificar otro más moderno, pero con tecnologías de antaño y sin acudir – está taxativamente prohibido – a materiales de moderna aparición.

 

A estos verdaderos apóstoles de su afición nuestro más rendido tributo de admiración y envidia.”(1)

 

 PATRIMONIO Y CULTURA MARÍTIMA

 

 

 

 

España es un país envidiado en Europa por su clima y sus costas, un país que además fue potencia mundial en el aspecto marítimo y con una historia importantísima en este contexto. Pero, sin embargo, no ha sabido mantener sus antiguas tradiciones mientras evolucionaba con el tiempo. En España, se podría haber disfrutado de lo que en Europa, en un momento dado se dio en llamar “Náutica” y que aglutina todas aquellas facetas que originariamente fueron un medio de vida y que con el tiempo, se han ido reconvirtiendo en una necesidad lúdica de gentes que hoy disponen de más momentos para dedicarse a sí mismos.

 

Las regatas de hoy son de índole deportivo con un desarrollo de técnicas y materiales de vanguardia, pero no hay que olvidar que originariamente fueron carreras de pescadores para llegar antes a puerto y así, tener asegurada la venta , o luchas de armadores por tener barcos más rápidos para realizar las travesías en menos tiempo.

 

Por otro lado, los arriesgados viajes de aventura se realizaron a la búsqueda de nuevos mundos descubriendo valiosas culturas. Ahora esos mundos son ya conocidos, pero todavía podemos vivir nuestra propia aventura y conocer otras tradiciones gracias a nuestro barco impulsado sólo por el viento, como antaño.

 

Aquellos tiempos, sin duda duros, tenían detrás gentes con inquietudes cuyo valor es todavía actual y que nos puede proporcionar muchas cosas: belleza, arte, contacto con la naturaleza, encuentro con nosotros mismos, deporte, comunicación y un largo etcétera. Y, por si fuera poco, es rentable, pues como es bien sabido, el sector servicios dedicado a actividades de ocio es hoy en día de vital importancia y la náutica, en la mayoría de los países de Europa, forma gran parte de ese ocio, moviendo multitud de organismos generadores de riqueza.

 

Sin embargo, en nuestra opinión, las gentes en su mayoría necesitan una sensibilización respecto a la importancia que tiene la conservación de su naturaleza, su historia, tradiciones, patrimonio y cultura.

 

¿Qué alternativas existen que hagan compatible la tradición con la era moderna?

 

Sólo tenemos que echar una ojeada a casos muy experimentados en otras áreas patrimoniales que nada tienen que ver con la cultura marítima  de probada eficacia a la hora de promocionar turísticamente determinadas zonas de nuestro país, así como el aprecio de las propias gentes del lugar al comprobar la vigencia de aquellos elementos que anteriormente se creían inservibles.

Pero tal vez la mejor forma y, quizá la más rápida, de comprobar estos hechos es observar cómo en otros países hace años se estudió este tema y cómo han sabido enfocarlo de una forma coherente.

 

A continuación exponemos algunas muestras comparativas de lo que ha ocurrido hasta la fecha con los elementos de patrimonio marítimo en Galicia y de qué forma tan diferente se han enfocado estos temas en Europa.

 

 

Ciudades con cultura y tradición marinera palpable:

 

A principios de siglo era frecuente ver en nuestros puertos los ambientes que reflejan la fotografía “Pataches  y Bergantines en Rande, Vigo” (2). Hoy en día, esto en España,  es imposible, al contrario de lo que ocurre en otros países.

 

 

 

 

 

 

PATACHES  Y BERGANTINES EN rANDE, VIGO

 
 

 

 

 

 

 

 

 


Como ejemplo, la ciudad de Maldon en Inglaterra (3),  donde las imágenes actuales rememoran tiempos pasados. Esta es una clara muestra de cómo se puede reconvertir un patrimonio marítimo anteriormente dedicado a actividades laborales, en actividades de tipo lúdico. En esta ciudad, además, existen numerosos servicios anexos vinculados a estas actividades y que son generadores de riqueza posibilitando el desarrollo de un turismo cultural en beneficio de los habitantes de esta población.

 

 

 

el rio blackwater  en maldon “TODAVÍA retiene una ATMÓSFERA sin prisas”

 
 

 

 

 


EMBARCACIONES  en town quay en una soleada  y temprana mañana

 
 

 

 

 

 


Regatas sí, pero tradicionales:

 

A principios de siglo era frecuente ver a las gentes hacerse a la mar a bordo de barcos tradicionales para pescar o transportar mercancías (Foto “Galeones en Vigo”). Lógicamente esta actividad ahora no resulta rentable.

 

 

GALEONES

EN VIGO

 

 

 

Sin embargo, si lo es mantener la tradición de hacerse a la mar  con los mismos barcos y aparejos, pero como momentos de disfrute y placer.

Estas imágenes no son difíciles de encontrar en numerosos puertos europeos (4), donde existe una arraigada afición por el mantenimiento de las tradiciones y, en consecuencia se celebran de forma permanente eventos que fomentan  durante el tiempo libre y de modo natural una cultura marítima tradicional.

 

 

       

FRIESLAND  (hOLANDA) DURANTE DOS SEMANAS ESTA CIUDAD RURAL VIVE  UNA excitación AMIGABLE LLENA DE VISITANTES PARA OBSERVAR LAS REGATAS DE LOS SKUTSJESILEN

 
 

 

 


Gran porte, gran majestuosidad:

 

Es evidente que los barcos de cierto porte son los que requieren mayor esfuerzo para su recuperación, aunque al mismo tiempo, son los elementos patrimoniales con más posibilidades y vistosidad. Desgraciadamente en España son escasísimos dichos elementos a diferencia de lo que ocurre en Europa.

 

 

 

 

A modo de ejemplo, entre otros muchos, se encuentra el Marité (5), goleta de tres palos de 47m. de eslora y 8m. de manga. Observando las fotos vemos la grata evolución de una barco de 1920 restaurado por tres amigos y una suscripción pública durante nueve años llenos de desastres y dificultades. Setenta años después de su botadura en Francia, dicha goleta continua navegando gracias al interés por la cultura marítima y el patrocinio privado.

 

 

EL COMERCIO MARÍTIMO: BARCOS DE CABOTAJE

 

 

 

 

Es notoria la importancia histórica que en nuestro país tuvo la navegación en cuanto a guerras y colonizaciones, y, tal vez sea en este campo en el que escasamente mantenemos alguna réplica de aquellas embarcaciones, lo que nos ayuda a no dejar en el olvido una época importante de nuestro pasado.

Igualmente, en el caso de las embarcaciones dedicadas a la pesca, existen en la actualidad algunas restauradas, por lo general, de pequeño porte, que nos dan una idea de cómo otras gentes obtenían su medio de subsistencia.

 

Pero creemos que en el caso de los barcos de cabotaje, nos encontramos probablemente, en la más profunda ignorancia de lo que pudieron significar en la vida y comunicación entre los distintos pueblos de nuestra extensa costa y su repercusión exterior, pues no hay que olvidar que hasta bien entrado el siglo XX, la mayor parte del transporte se realizaba por mar.

                                                       

 

 

 

lA CALDEIRADA EN UN VELERO DE CARGA:

pESCADO COCIDO EN AGUA DE MAR, CON PATATAS Y PIMIENTOS.

cOMO TENEDORES, LOS DEDOS.

 

 

 

 

 

 

La historia naval española es muy rica en acontecimientos importantes que forman parte inseparable de nuestro pasado, nuestro presente, y, sin duda, de nuestro futuro. Las gentes que tripularon nuestras naves, en cualquiera de sus facetas bélicas o colonizadoras, son, sin duda, las más recordadas gracias a las grandes conmemoraciones que todos conocemos. Sin embargo, existen otras gentes, que con su labor diaria también formaron parte inseparable de nuestra historia naval y que, en la mayoría de los casos, están en el olvido; pescadores, tripulantes de barcos de transporte, y, sin duda, artesanos carpinteros de ribera, se encuentran entre ellos.

 

En el caso concreto de los barcos de cabotaje de cierto porte, este olvido es más notorio. Su sustitución por barcos de vapor y otros materiales diferentes a la madera, así como la importancia vertiginosa del ferrocarril y el transporte aéreo – terrestre, los hizo poco rentables y no hemos sabido conservar las hermosas siluetas que aparecen en la mayoría de las ilustraciones que nos recuerdan aquella época como patrimonio histórico que fue.

 

 

 

 

       PATACHES EN pontevedra

      

 
 

 

 

 

 


Sin duda, el comercio marítimo ha tenido mucha importancia a lo largo de toda la costa de nuestro país, pero por ser el “Carmen Barcia” una embarcación gallega, conviene hacer una pequeña mención que refleje cómo se realizaba el comercio en estas costas:

 

 

(Cita extraída del libro de Jose María Masso y García - Figueroa :“Barcos en Galicia: De la Prehistoria hasta hoy y del Miño a Finisterre”

 

“A lo largo de la costa norte de España, en los primeros siglos de la Baja Edad Media, hubo un intenso tráfico de cabotaje en el cual eran los vascos y gallegos los principales navegantes .../...Como dato histórico se señala la llegada a Bayona, el 1 de marzo de 1493 de la Carabela Pinta, con la primera noticia del descubrimiento de América.../...”

 

.../... En el Archivo de la Cofradía de Mareantes de Pontevedra, se pueden ver contratos de maderas y palos para navíos y caravelas por los años 1530-1541,y , a su vez arrendamientos y ventas de navíos y carabelas de 25 y 40 toneladas y otros más grandes...Ya en el siglo XVI aparecen las “Naos” y en el siglo XVIII los llamados “galeones”, y, por último no sólo navegaban por estas costas aquellos elegantes bergantines, polacras y quechemarines, sino también aquellos pataches que dieron vida a todos los puertos de nuestra costa.../...”.(2)

 

En los astilleros de la Ría de Noia y Muros se construían la mayor parte de esos barcos. Grandes maestros y carpinteros de ribera eran los artífices. No había planos, pero se hacían unos modelos en madera que servían para desarrollarlos a medida que el barco crecía. Fueron hombres que de generación en generación lograron crear una arquitectura naval perfecta para los fines a que fueron destinados aquellos barcos.

 

Cita extraída de la tesis doctoral de Elisa Ferreira Priegue: “Galicia en el comercio marítimo medieval”

 

“..../... A las necesidades normales de sal para su propia alimentación, Galicia unía un capítulo extraordinario de consumo con su importante industria pesquera y la preparación de cueros para la exportación que hacía de ella una fuente consumidora de sal dentro de la Europa Atlántica desde mediados del siglo XV hasta mediados del siglo XX.

 

Todos los años, en los meses de Septiembre a Febrero los puertos pesqueros desarrollaban una actividad  febril salando las grandes cantidades de pescado – especialmente sardina –  que se capturaba y que había que preparar inmediatamente para su envasado y exportación. El otoño, época de pesca y matanzas, era el periodo culminante de consumo de sal en Galicia y había que preocuparse del abastecimiento en la segunda mitad del verano, la mejor época de las cosechas salineras. Galicia dependía, pues, completamente de la importaciones del extranjero, y, como todas las regiones del área atlántica, se abastecía dentro de ésta. Al ir aumentando la demanda se irá ensanchando el área de abastecimiento, terminando al filo del 1500, obteniendo sal nacional en las lejanas salinas andaluzas, sin olvidar tampoco, los centros más antiguos y lejanos.

En cuanto a la madera, gozaba en Asturias y en los puertos del Norte de Galicia de grandes franquicias. No sólo podía exportarla libremente por constituir uno de sus principales medios de vida, sino embarcarla en los puertos que les resultasen más cómodos..../....” (6))

 

Como se desprende de estas citas, la Ría de Muros y Noia tuvo un importante comercio marítimo ya desde la Edad Media y se prolongó hasta entrada la segunda mitad del siglo XX. Carpinteros conocedores de su oficio, trabajaban en astilleros donde se construían los hermosos barcos de madera que transportaban mercancías tripulados por gentes de la zona que conocían bien el mar.

El comercio fundamental se realizaba cargando madera gallega que se transportaba a lo largo de toda la costa española y trayendo de vuelta en muchas ocasiones, sal de las costas andaluzas.

 

 

 

 

 

 

Estas embarcaciones son recordadas por las gentes de esta ría de manera que es fácil encontrar a personas a las que el nombre del “María Teresa”, el “Porto do Son”, “Arroutado”, “Olga”, “Manuela, Valentina y Carmen Barcia”, entre otros, les trae numerosos recuerdos de una época prolongada durante largo tiempo, y, que de una forma radical finalizó en la segunda mitad de siglo y de la cual, por desgracia, además de la inexistencia de estas embarcaciones, apenas quedan documentos gráficos o escritos que poder transmitir a generaciones futuras.

 

 

LA ACTUALIDAD DE LOS BARCOS HISTÓRICOS

 

 

 

 

Muy diferente a la dura vida en el mar y al uso para el cual fueron diseñados  numerosos barcos, que para nuestra vergüenza se conservan restaurados en el extranjero, desarrollan actualmente actividades relacionadas con el ocio, tiempo libre, cultura y formación.

 

Así algunos barcos son buques – escuelas, otros museos o similares, lugares de tiempo libre, o una forma más de desarrollar el turismo activo.

 

En cualquier caso, está claro que si se tiene el interés por mantener el patrimonio naval como algo importante en la historia de un país, existen muchas alternativas para hacer viables los proyectos de conservación de elementos de este patrimonio.

 

De todos son conocidos los numerosos buques – escuela que se mantienen en el mundo y que en el caso español se concreta en el “Juan Sebastian Elcano”. También son muy conocidas las recuperaciones de pecios importantes en la historia naval de algunos países cono el navío inglés “Victory” o del sueco “Wasa”.

 

En ocasiones, se han construido réplicas de embarcaciones históricas que tras cumplir con algún acontecimiento concreto se han destinado a museos, centros de exposiciones, etc y en otros casos buques importantes permanecen estáticos en dique seco para ser visitados como es el famoso “Cutty Sark”.

 

Buena parte de los barcos de menor porte han encontrado en el desarrollo de actividades de turismo activo, la forma de mantenerlos vivos y navegando, al tiempo que transmiten a los modernos tripulantes algo de lo que fue la tradicional navegación a vela.

 

Por último, hay proyectos que basan la viabilidad del proceso de restauración y conservación en actividades de tipo socio – cultural, desarrollando programas de reinserción para colectivos marginados, discapacitados, o bien, asistiendo a acontecimientos de interés cultural organizando charlas, conferencias, jornadas de formación a bordo, etc.

 

 

 

 

 

Lamentablemente, en España son pocos los barcos recuperados comparativamente con nuestro pasado histórico y, además, es triste descubrir que proyectos de recuperación existentes en el extranjero han utilizado embarcaciones españolas que teníamos abandonadas a su suerte, y, que de no ser por esta iniciativa foránea, se hubieran perdido, como es el caso del “María Asumpta”, barco construido  en España, en Badalona, en 1858, y, que en 1980 fue adquirido por manos inglesas que lo salvaron de su desgraciado destino, para unos años más tarde visitarnos con pabellón inglés.

 

 

 

 

 

 

 

 

El. Bergantín “Maria Asumpta” era una muestra de cómo mantener un barco histórico.  Apollado por “Amigos del María Asumpta”, era abierto al público en sus estancias en puerto y desarrollaba distintas actividades tendentes a ayudar en los costes de su mantenimiento.  Naufragó en 1995 en las costas inglesas.

En la actualidad, en la comunidad gallega existen algunos proyectos para mantener viva en nuestra memoria parte del pasado histórico. En todos los casos, gracias a iniciativas privadas con escasos apoyos institucionales. Mientras, es frecuente ver carpinteros de ribera que en lugar de construir y mantener barcos de madera, están condenados a desgüazarlos como último recurso para su subsistencia.

 

En un futuro cercano, lamentaremos haber dejado perder las embarcaciones así como el cierre de los astilleros tradicionales.

 

 

         

                     hidria ii                                                                                             HIDRIA  II

 
 

 

 

 


El “Carmen Barcia”  junto con el Hidria – II ,  “Valle Inclan”  y  “Ella”  son proyectos pioneros en Galicia y una muestra de constancia e ilusión.

 

     “ella”

 

       “valle inclan”                                                                                   “VALLE INCLAN”

 
 

 

 


                         

INDICE BIBLIOGRÁFICO

 

 

 

 

-          (1) Busquets y Vilanova, Camil: “ La eterna vela”. Aldaba Ediciones, Barcelona 1994. (págs 15 – 17)

 

-          (2) Massó y García – Figueroa, Jose María: “Barcos en Galicia: Dela Prehistoria hasta hoy y del Miño a Finisterre” Excma Diputación Provincial de Pontevedra, Pontevedra, 1992. (págs 198 – 199)

 

-          (3) Hughes, Leslie: “ Maritime Maldon”. Classic Boat Magazine nº48. Mayo, 1992. England.

 

-          (4) Van der Wal, Hans: Skutsjesilen: More important than life itself”. Classic Boat Magazine Nº 44, Febrero, 1992. England.

 

-          (5) Classic Boat Magazine: “Marité: Sailing with a guardian angel”nº62, Agosto 1993. England.

 

 

-          (6) Ferreira Priegue, Elisa: “Galicia en el comercio marítimo medieval” Fundación Pedro Barrie de la Maza. Colecc. Documentos Históricos. 1988.

(págs 156 – 158, 201 – 202).